domingo, 13 de julio de 2008

Sobre la lengua alemana

"Las palabras alemanas cuelgan del idioma alemán como pesos de plomo, le dije a Gambetti, y oprimen en todo caso el espíritu hasta un nivel nocivo para ese espíritu. El pensamiento alemán, como el habla alemana, se paraliza muy rápidamente bajo el peso humanamente indigno de ese idioma, que reprime todo lo pensado antes de que se exprese siquiera; bajo el idioma alemán, el pensamiento alemán sólo ha podido desarrollarse difícilmente y nunca por completo, a diferencia del pensamiento latino en los idiomas latinos, como prueba la historia de los esfuerzos seculares de los alemanes. Aunque estimo más el español, probablemente porque me resulta más familiar, aquella mañana me dio Gambetti otra vez una valiosa lección sobre la facilidad y la ligereza y la infinitud del italiano, que se encuentra con el alemán en la misma relación que un niño de familia acomodada y feliz, criado de una forma completamente libre, y otro oprimido, golpeado y, por consiguiente, maltratado, de la más pobre de las familias pobres. Por ello deben valorarse tanto más los logros de nuestros filósofos y escritores. Cada palabra, le dije, tira inevitablemente hacia abajo de su pensamiento, cada frase, sea lo que fuere lo que se hayan atrevido a pensar, los aplasta contra el suelo, aplastando así siempre todo contra el suelo. Por eso también su filosofía y también sus poemas son como de plomo. De pronto le cité a Gambetti una frase de Schopenhauer de El mundo como voluntad y representación, primero en alemán y luego en italiano, intentando probarle a él, Gambetti, lo pesadamente que descendía la balanza en el platillo alemán simulado por mi mano izquierda, mientras, por decirlo así, el italiano de mi mano derecha ascendía bruscamente. Para mi diversión y la de Gambetti, dije diversas frases de Schopenhauer primero en alemán y luego en mi propia traducción italiana, dejándolas así claramente en evidencia, para todo el mundo, pero sobre todo para Gambetti, con la balanza de mis manos, y desarrollando luego poco a poco un juego, llevado por mí a sus últimas consecuencias, que terminó finalmente con frases de Hegel y un aforismo kantiano. Desgraciadamente, le dije a Gambetti, las palabras pesadas no son siempre las de más peso, lo mismo que las frases pesadas no son siempre las de más peso. Pronto mi juego me agotó." (Thomas Bernhard, Extinción)

1 comentario:

Silvio Astier dijo...

Llegué acá por leer al Rufián (a quién tampoco conozco, y llegué a él por leer a playmobil hipotético).

Acá -> http://porfintefuistemabel.blogspot.com/2008/06/novelas-iniciticas.html , sostengo una tesis: así como en las novelas iniciáticas el personaje principal nos deja ver al autor mismo naciendo como tal, digo que en los primeros post de los blogueros podemos ver el motor que impulsa el atrevimiento del autor. Seguiremos leyendo atentamente lo que postea buscando la relación de peso específico entre las lenguas y la manera de hablar que ellas pueden. Felicitaciones.